
venme despacio,
desnudando en labios
las ganas de dar,
mojando el paladar
que me intimida,
mirando de puntillas
mi cuerpo desear.
No falte tu presenciae
en la estancia de mi piel,
ni la desnudez
de las estrellas
que nos dejan a ciegas
para podernos ver,
donde el amor nos es
y suelta sus riendas.
No roces el tiempo
y que pierda la cuenta,
cuando mis caderas
sean de tu cuerpo
y lo inquieto
nos queme en las venas
dejando sueltas
las manos al fuego.

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